En la aun gremial pequeña ciudad de Mondoñedo no es extraño, al pasear por sus estrechas calles o por la plaza de la catedral, cruzarse con el obispo y, ya con una pizca de fortuna e imaginación, hasta con el afable espíritu de Álvaro Cunqueiro, mago de la palabra que contempla, desde la silla de bronce en que lo sentaron, el devenir cotidiano.
La que fue una de las siete capitales del reino de Galicia parece haber acompasado el ritmo de sus relojes al lento tañir de las campanadas; tal vez por ello, su conjunto histórico se ha conservado prácticamente intacto.
El templo mayor permaneció, según la norma hispana, insensible a las renovaciones puristas de Violet-le-Duc, mostrando un notable compendio de estilos; la propia fachada, románica gótica y barroca a la vez, da fehaciente testimonio de ello.
En su interior, además de un museo repleto de cosas y digno de una detallada visita, son muy reseñables el cruel mural de la Degollación de los Inocentes (un tanto racista con tanto moro negro, diríamos hoy, pero muy apropiado para recordar la decapitación de Pardo de Cela y su vástago) y la escultura de la Virgen que llaman “Inglesa”, salvada in extremis por algún alma caritativa de la furia iconoclasta anglicana.
Este pueblo es conocido por ser el reino de las tartas, aquí trabajó Carlos Folgueira, el Rei das Tartas, con su gran mostacho, que hizo probar a medio país, mandatarios y mil famosos su producto. Pues la tradición sigue con su hijo, que mantiene el despacho museo y el título de “Repostero Mayor del Antiguo Reino de Galicia”. La tarta de hojaldre, bizcocho, y almendras, rellena de cabeza de angel, aparece decorada, a la manera de una arqueta, con frutas almibaradas.
A 9 Km de Mondoñedo, en Vilanova de Lourenzá, don Osorio Gutiérrez, el llamado Conde Santo, fundó el Monasterio de San Salvador en el año 969. Su enorme iglesia cuenta con una soberbia fachada de Fernando de Casas, ensayo – ya veréis que mal del todo no le quedó – que le sirvió para el Obradoiro compostelano.
Dentro, importado de Palestina, se halla el sepulcro del conde pero, por colorista y bien conservado, más llamativo resulta el gran relicario barroco con sus 28 bustos.
Desde Mondoñedo, a través de bellos paisajes donde se alternan los bosques de robles y de castaños con los campos de labor, se halla la Cova do Rei Cintolo, la más larga de Galicia con más de 5 km.
Desde la misma plaza de la catedral y pasando junto a la Fonte Vella (siglo XV) salimos de Mondoñedo por las rúas Álvaro Cunqueiro e, inmediatamente y a mano derecha, Pardiñas. Bien señalizada la ruta avanza, encajada entre muros, hasta la Cruz de Cora, punto donde se debe tomar, por la izquierda, el Camiño do Moro, que depara buenas vistas de la ciudad. Atravesamos luego, un monte de carvallos y castaños y zonas de prado y labradío, dejando en lo bajo la aldea de Casería. Otra masa arbórea nos conduce al Muiño de Lavapés y allí salvamos el Valiñadares por un puentecillo de madera y lajas de pizarra para continuar a la vera del rego do Coro, siendo recomendable hacer un corto desvío hasta su cascada.
La cuesta de las Sete Voltas, en ascenso zigzagueante hasta la aldea de Barral, ya nos deja en la pista asfaltada que conduce a Argomoso concluyendo el paseo en Sopena
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