De belleza excepcional, el litoral almeriense de poniente cuenta con las míticas playas del Parque Natural de Cabo de Gata, uno de los últimos reductos de la más pura esencia del Mediterráneo peninsular. Sus pequeños pueblos de tradición marinera han sabido conservar su carácter y su encanto, pese a la amenaza de un desarrollo turístico demasiado agresivo.
La pequeña población de Cabo de Gata constituye una de las principales puertas de entrada al espectacular Parque Natural de Cabo de Gata. Declarado por la Unesco como Reserva de la Biosfera, este parque está formado por una zona protegida de unas 28.000 hectáreas de superficie terrestre y otras 12.000 de mar, repartidas entre los municipios de Carboneras y Nijar.
Esta zona costera está considerada una de las más espectaculares de toda la cuenca mediterránea. Alli se pueden encontrar playas de gran belleza, así como una gran cantidad de especies autóctonas de flora y fauna. Además de su relevancia ecológica y natural, la zona contiene un rico legado histórico y cultural: en el parque se hallan diversos restos arqueológicos de origen fenicio, romano o árabe, asi como antiguas fortalezas o torreones de defensa.
En las proximidades de la aldea de Cabo de Gata, junto a la carretera, se encuentra el Centro de Interpretación de las Amoladeras, punto de información y centro en el que se pueden contratar excursiones organizadas. Desde el pueblo se accede al faro de Gata y al mirador de las Sirenas, desde donde es posible disfrutar de una fantástica panorámica. Frente al faro se abre la playa del Corralote y el arrecife de las Sirenas, de origen volcánico.
San José es una pequeña aldea de pescadores que en los últimos años se ha convertido en el principal núcleo turístico de la zona. Es un área de gran belleza paisajística con fantásticas playas, como la de los Genoveses y la ensenada de Mosul.
Rodalquilar, un antiguo pueblo minero abandonado durante largo tiempo, ha vuelto a resurgir gracias al turismo que genera el parque natural. Desde esta población parte un sendero que conduce al Cortijo del Fraile, famoso por ser el escenario donde se desarrollan los trágicos sucesos de Bodas de Sangre, una obra del poeta granadino Federico García Lorca.
Las Negras es un pueblecito de apenas 300 habitantes que debe su nombre al oscuro color de las gravas de su playa y al cercano cerro Negro, montaña que se alza dominante frente al pequeño puerto pesquero.
Nijar, plácidamente asentada en las estribaciones de la sierra de Alhanilla, es una hermosa población que da nombre a toda la comarca de la vega que envuelve el cabo de Gata. De origen árabe, su casco antiguo muestra todo la esencia del urbanismo musulmán.
Cerca se ubica Carboneras, la otra principal puerta de acceso al Parque Natural del Cabo de Gata. Esta villa marinera, situada a los pies de la sierra Cabrera, cuenta con hermosas playas, siendo la más emblemática la del Algarrobito, con más de un kilómetro de longitud.
Sobre una pequeña colina de sierra Cabrera, a los pies de una antigua fortaleza morisca, se encuentra la enigmática población de Mojácar, conocida como la Ibiza peninsular. De marcada influencia árabe, está dividida en dos partes: el casco antiguo, que se halla alejado de las playas, y el núcleo urbano, que ha crecido en torno a estas. El corazón de Mojacar es la plaza nueva, donde se levanta la Ermita de Nuestra Señora de los Dolores, con rincones pintorescos como el arco de Luciana o la Puerta de la Ciudad, de origen árabe. Una curiosidad de Mojácar es la figura del Indalo, un hombre sosteniendo un arco iris, pintado sobre las fachadas de las casas para ahuyentar el mal de ojo.
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