Jumilla (Murcia)

Jumilla fue un castro árabe y, más tarde, villa cristiana bajo el mando del marqués de Villena, quien ordenó construir en 1461 el castillo. La torre del homenaje domina aún la localidad desde lo alto. Dentro de la zona amurallada subsisten también el patio de armas y los restos de la primitiva iglesia de la villa. Una carretera permite acceder en coche hasta la fortaleza. Abajo se extienden las miles de vides que sustentan la denominación de origen de los vinos de Jumilla. Hay docenas de bodegas en funcionamiento y muchas de ellas admiten visitas. Además, la familia Carcelén mantiene abierto un museo privado del vino, con todas las herramientas, toneles y utensilios usados antiguamente en la vendimia.

jumilla




Una vez que visitante dirige sus pasos hacia la plaza de Arriba, se aprecia la atmósfera añeja y medieval que emana de los callejones en torno a la iglesia de Santiago, uno de los más bellos monumentos del renacimiento murciano. Del siglo XV, el templo es un auténtico muestrario de estilos arquitectónicos: renacimiento puro en sus muros y cimientos, plateresco y rococó en su decoración interna, y gótico en su altiva nave central.

iglesia de san santiago jumilla


A la plaza de Arriba se asoma también la casa del Concejo, antiguo Ayuntamiento, del siglo XVI. Cuando la ciudad fue creciendo, las familias pudientes levantaron nuevos palacetes en torno a la nueva plaza Mayor, ahora de la Constitución, y la calle Cánovas del Castillo. Muchas de ellas muestran aún en las ventanas los trabajos de forja en hierro que hicieron famosos a los herreros de Jumilla.

casa del concejo jumilla


En la plaza de la Constitución se levanta también el Museo Arqueológico Jerónimo Molina, que alberga restos arqueológicos de los yacimientos del municipio. Entre espadas, lanzas, vasijas, tabas, dados para el juego y finos trabajos de orfebrería, sobresale el cipo funerario de Los Jinetes, descubierto en 1981: una sorprendente estela con relieves en sus cuatro lados, en la que se cuenta la vida del personaje al cual estuvo dedicada. El museo cuenta también con salas destinadas a la etnografía, ciencias naturales y bellas artes.

Uno de los lugares más singulares de Jumilla es el Monasterio de Santa Ana, situado a 3 km del casco urbano. Fue edificado en 1573 por monjes franciscanos, la misma orden que sigue habitándolo más de cuatro siglos después.
Las dos piezas más llamativas para el visitante son el austero refectorio y la biblioteca. En esta última descansan miles de libros de todas las épocas y características.

monasterio de santa ana jumilla


Santa Ana cuenta también con un pequeño museo que almacena todo tipo de pertenencias donadas a la comunidad religiosa durante su larga existencia, o bien traídas por los frailes franciscanos destinados a las misiones.
Tan curiosa colección muestra desde un cocodrilo disecado hasta imaginería religiosa del siglo XVI, pasando por una maqueta de Tierra Santa y la urna con el cuerpo incorrupto del padre Félix.
En la capilla se custodia el Cristo de la Columna, tallado por Francisco Salzillo en madera de ciprés.
La visita a Santa Ana se completa con el huerto. Siete capillas a las que se retiraban los frailes para hacer ayuno y penitencia, una zarza sin espinas traída, dicen, hace siglos desde la Gaeta franciscana, y una higuera que, según la leyenda, plantó el mismísimo beato Andrés Hibernón, son los puntos de mayor interés de la pequeña vega que rodea el Monasterio de Santa Ana.

Como llegar a Jumilla


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