Via de la Plata en Extremadura


La antigua Vía de la Plata es el mejor itinerario para visitar algunas de las ciudades más monumentales de Extremadura como Mérida, Cáceres o Plasencia. Esta calzada, de la que aún se conservan tramos pavimentados, la crearon los romanos a partir de la fundación de Emerita Augusta (25 a.C) – actual Mérida –, una colonia destinada a los veteranos de las guerras en Cantabria.

mapa via de la plata



La calzada primitiva partía de Mérida y se dirigía hacia Astorga, aunque en su plenitud alcanzó los puestos de Cádiz por el sur y de Gijón en el norte. En tierras extremeñas, los 190 kilómetros que separan Mérida de Baños de Montemayor discurren por el trazado original de la Vía de la Plata, que hoy va casi en paralelo a la carretera A-66. A su vez, esta vía se entrelaza con otras rutas de interés turístico natural y artístico que pueden seguirse en coche, en bicicleta o a pie. Durante los recorridos es muy habitual ver cigüeñas, siempre presentes en las dehesas o sobre los campanarios de las iglesias. Sobre todo ello se informa en el Centro de Interpretación de la Vía de la Plata, que se emplaza en la ciudad de Mérida.

La antigua Emérita Augusta fue declarada Patrimonio de la Humanidad (1993) y se la considera el mejor testimonio de la presencia romana en España. Su principal vestigio es el teatro (Siglo I), que en tiempos de Adriano tenía un aforo de 5.500 espectadores. Hoy es el escenario del Festival de Teatro Clásico de Mérida, que este verano ha celebrado su 56 edición.


teatro merida


Pero el teatro no es el único legado romano en Mérida pues también conserva el anfiteatro, el arco de Trajano, el templo de Diana y el puente sobre el río Guadiana. Asimismo, es imprescindible la visita al Museo Nacional de Arte Romano, diseñado por el arquitecto Rafael Moneo, que en sus salas exhibe pinturas, máscaras, objetos de culto, retratos imperiales y mosaicos.


arco de trajano


Continuando la ruta hacia el norte, en una hora se llega a Cáceres, otra ciudad de fundación romana (79 a.C), que alcanzó su apogeo durante el renacimiento. El mejor lugar para iniciar la visita de su centro medieval, también Patrimonio de la Humanidad, es la Plaza Mayor, siempre animada por mesones donde elaboran platos típicos como la caldereta de cordero o el frite de cabrito. Tras reponer fuerzas en uno de ellos, el paseo prosigue por las iglesias de Santa María y San Mateo, y los palacios de Las Veletas y Los Carvajal.


plaza mayor caceres


La Vía de la Plata propone continuas tentaciones para desviarse a lugares singulares como el Museo Vostell, situado en Malpartida de Cáceres. Está dedicado a la obra de Wolf Vostell, un artista vanguardista alemán que se enamoró del paisaje rocoso de los Barruecos y convirtió un edificio agropecuario en su museo.

museo vostell


Hacia el norte, la Vía pasa junto a Casar de Cáceres, cuyo mayor reclamo son las famosas tortas de Casar, elaboradas con queso de oveja. A poca distancia se halla Pedroso de Acim, donde vale la pena detenerse para visitar el minúsculo monasterio de Palancar (siglo XVI), en el que vivió como ermitaño San Pedro de Alcántara, durmiendo bajo las escaleras.

monasterio de palancar


Plasencia, a 89 kilómetros de Cáceres, es la tercera joya de la Vía de la Plata extremeña. Esta ciudad amurallada, antes etapa de peregrinos medievales, conserva callejones flanqueados por palacios y dos catedrales, la Vieja y la Nueva, en cuya unión trabajos los mejores arquitectos del siglo XVI.
La espléndida Plaza Mayor, que acoge un mercado al aire libre los martes, tiene la curiosa figura a tamaño natural del popular “Abuelo Mayorga”, que señala las horas en la torre del reloj de la Casa Consistorial.

plaza mayor plasencia


Al salir de Plasencia, la Vía remonta el valle del Ambroz, con la sierra de Béjar al fondo. Tomando el desvío a Guijo de Granadilla, la senda atraviesa un par de arroyos y varias pistas forestales antes de llegar a la antigua Cáparra, otro enclave romana del que se conserva un singular templete de cuatro arcos.

caparra


Siguiendo el curso del Ambroz, la ruta llega a Hervás, un pueblo rodeado por bosques de castaños. Su judería, surcada por un dédalo de callejones, es una de las mejor conservadas de España.

hervas juderia


El camino se vuelve empinado hacia Baños de Montemayor, etapa final del viaje, en el límite norte de Extremadura. Esta villa de tradición termal conserva restos de unos baños romanos y cuenta con varios balnearios adaptados al gusto moderno. Un excelente epílogo al viaje desde Mérida.

baños de montemayor

2 comentarios:

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  2. Plasencia no es vía de la plata. No existía Plasencia cuando sí se utilizaba esa ruta. Más rigor en lo que se cuenta.

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