Covadonga se asienta en un lugar considerado sagrado desde tiempos remotos. En las proximidades de Covadonga tuvo lugar la célebre batalla que otorgo la victoria a un ejército de astures y cántabros contras las fuerzas musulmanas. La tradición atribuyó la victoria de Pelayo a la milagrosa intervención de la Virgen María.
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Tres son los edificios que componen la visita a Covadonga: la cueva, la colegiata de San Fernando y la basílica. A los pies de la cueva se extiende una piscina natural originada por las aguas que brotan de la roca y, junto a ella, la fuente, de propiedades milagrosas según afirma la devoción popular. Una escalera de piedra adosada al muro de la colegiata da acceso a este espacio.
La gruta está ocupada hoy por una capilla de piedra, en ella, se conservan las tumbas de Pelayo, de su esposa, y de Alfonso I, a quien se le atribuye la fundación del monasterio.
Muy cerca de aquí se encuentran los Lagos de Covadonga: Enol y Ercina, de obligatoria visita pero con un camino por recorrer un tanto peligroso.
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